Reseña de As I Lay Dying y Heaven Shall Burn en Colombia

AS I LAY DYING
HEAVEN SHALL BURN
CRASH OVERRIDE
KONTRAGOLPE
MINDLESS MECHANISM

Bogotá, Teatro Metro
Sábado 4 de junio del 2011

CON UÑAS Y DIENTES

A dos años de su debut, los cristianos de California As I Lay Dying retornaron a Colombia para presentar en vivo “The Powerless Rise”, álbum publicado hace un año y que ha venido a confirmar el gran nivel compositivo que atesora el quinteto. Si en la primera actuación tuvimos a un grupo furioso sobre el escenario, capaz de destripar contendores y cerrar las bocas del sector conservador de metaleros que les reprochan, lo expuesto en 2011 fue aun más categórico. El rodaje que tiene el combo que lidera Tim Lambesis se notó a lo largo de la función, sumándole que en esta oportunidad vimos al baterista original Jordan Mancino (en 2009 Justin Foley de Killswitch Engage hizo el reemplazo) y como si fuera poco la visita estuvo complementada por los colegas alemanes Heaven Shall Burn. Razones que hacían imperativa la compra del tiquete.


Una vez más el teatro Metro acogió un sudoroso espectáculo, y es que ante los problemas que ha venido presentando el Metropol esta sala resulta una buena opción para recibir a bandas internaciones capaces de convocar a centenares de seguidores de la música fuerte. El público respondió, aunque siempre se espera un poco más. Aproximadamente 700 personas ingresaron a contemplar la arremetida de dos de los protagonistas del panorama metalcore. Lo bueno es consignar que pese a la rudeza que se evidencia en los remolinos humanos y los arriesgados pogos, todo transcurrió en completa armonía tanto adentro como afuera. Esas cuadrillas de enemigos de la música que se apostan en puertas aguardando el instante para colarse o hacer daño a cualquiera por fortuna no existen en esta escena. Una escena a menudo muy criticada pero sin duda más consistente y patrocinadora que otras más antiguas, amplias pero con un alto desinterés por los conciertos.


Posterior a la participación de los actos nacionales Crash Override, Kontragolpe y Mindless Mechanism la delegación germana subió a la tarima con las tradicionales camisas que portan a manera de uniforme y la actitud combativa que se esperaría de un nombre que constantemente crítica a la sociedad con sus filosas letras. “The Weapon They Fear” sirvió como pertinente apertura para mandar nuestras cabezas hacía atrás con tanto poder, una muralla de riffs que abocan el death metal y un punch endemoniado en el apartado rítmico transforman a estos simpáticos veganos en una verdadera amenaza.

Heaven Shall Burn también estrenaron disco el año anterior con el titulo de “Invictus (Iconoclast III)” y pronto apreciaríamos muestras de dicha obra. “The Omen”, “Combat” y “Buried In Forgotten Grounds” son evidencias que el grupo no ha perdido un ápice de fiereza en el camino y que aunque no les moleste ser metidos en el saco del metalcore la prioridad es destrozar tímpanos con una técnica ajustada a los tiempos que corren pero con las raíces bien hundidas en la escuela extrema que ostenta el viejo continente.


La disposición en tarima de Marcus Bischoff fue excepcional, este conjunto dispone de un frontman en toda la regla y la dupla de guitarras compuesta por Maik Weichert y Alexander Dietz es implacable. Otras canciones destacadas fueron “Counterweight” extraída del soberbio álbum “Deaf to Our Prayers” junto a “Voice of the Voiceless” del ya algo lejano “Antigone”. El remate fue semejante a un puño en la cara con “Black Tears”, el cover de los experimentales suecos Edge of Sanity que usualmente los alemanes gustan utilizar como “adiós”. Los genios que organizan Rock al Parque no saben lo que se perdieron al declinar la presencia de esta bandota hace unos años pero finalmente la revancha para unos pocos supo a gloria. Por su parte los músicos se vieron complacidos con su hora de presentación y creo que a futuro podremos volver a disfrutar con su impactante presencia.

El turno a continuación correspondía a la banda de San Diego que comanda la polémica y abrasiva faceta del metal siglo XXI. Como mencionaba al inicio de está crónica a este combo tanto pasearse por festivales de primer orden en Europa o insertarse en carteles que barren los Estados Unidos les ha valido para ofertar un directo aniquilador desde todo punto de vista. Las innumerables peticiones para situar su nombre en tantas citas no puede ser mero capricho y menos cuando la movida a las que se les relega esta saturada de copiones. “94 Hours” puso el teatro patas arriba y revalido esa consigna del “todo o nada” que a bien saben recrear los de la fe monoteísta.


No obstante As I Lay Dying tuvo tropiezos de sonido al inicio y final de su entrega. Las razones las desconocemos ya que el montaje no distaba del de los predecesores europeos. La guitarra hizo un par de barullos y la consistencia en la voz de Lambesis se perdió en un agrió instante, pero fueron fallos de consola que por momentos llegaron a crispar al guitarrista Nick Hipa. De cualquier manera al frente estaba una concurrencia de fanáticos acérrimos que a punta de cánticos y ruidosos aplausos se encargaron de recordarle al grupo que en este país se les aprecia, por lo tanto no es de extrañar que la asistencia fuera superior a la de su primera visita.

El grupo venía con el fin de presentar su disco más reciente y con categoría sonaron “Upside Down Kingdom”, “Beyond Our Suffering”, “Anodyne Sea” y “Condemned”, argumentos que hicieron que aquel que desconociera la citada obra estuviera algo desorientado. Sin embargo hay un hilo conductor en la gran mayoría de composiciones de As I Lay Dying y es el increíble balance entre la cruda garganta de Tim Lambesis y la armónica del bajista Josh Gilbert. Al no tener a un solo cantante trabajando por ambos flancos la cosa en directo resulta verídica ya que las melodías se transforman en pegajosos estribillos donde uno no sabe si sacudir la cabeza o tararear como un tonto.

Lavados en sudor como es imagen ya recurrente la fiesta concluyo por lo alto: “Nothing Left” del aclamado disco “An Ocean Between Us” y “Confined” del “Shadows Are Security” con la participación del guitarrista de Heaven Shall Burn Alexander Dietz fueron atronadores himnos que desperdigaron cuerpos exhaustos por toda la platea. Los ataviados de negro regalaron sonrisas y puños en alto tras consolidar su segundo concierto en la capital colombiana.


Desde mi perspectiva creo que el pulso lo ganó la escuadra teutona, que gozó de un mejor sonido, salieron con hambre y el público ansioso de repartir energía les respondió satisfactoriamente. Los norteamericanos tampoco defraudaron pero creo que se extraño una actuación un tanto más prolongada, más si tenemos presente que su catalogo se ha extendido y sus edades a penas rozan los 30 años. Este fue un sábado donde apreciamos las propuestas de vanguardia y aunque algunos alcen la ceja estoy convencido que mucho de este engranaje metálico tan vituperado va galopando a un ritmo frenético de directos y producciones que acallan cualquier manía retrograda.

Alejandro Bonilla Carvajal
Fotografías: Isabel Orjuela