Reseña de La Pestilencia en Bogotá

LA PESTILENCIA
Bogotá, Teatro La Mama
Sábado 8 de agosto del 2009

20 AÑOS VIVIENDO LA VIDA

Resulta difícil conocer algún adepto al metal o el hardcore en el país que no haya asistido al menos a uno de los innumerables conciertos brindados por La Pestilencia en la admirable cifra de 20 años de carrera musical. Tocando en pequeños locales, bares, teatros, universidades y hasta comandar el multitudinario festival Rock al Parque en varias oportunidades; siempre resultan un sinónimo de energía y poder donde se les coloque. La Pestilencia posee un curriculum repleto de inolvidables anécdotas y con trabajo duro ha impartido cinco célebres álbumes de estudio. Ahora, esta banda de culto a medio camino entre Bogotá y Medellín, nos invitaba a celebrar juntos con un show muy especial, dos décadas diciendo las verdades de a puño sobre nuestra deprimida realidad nacional.



El diminuto auditorio La Mama fue la primera parada en la capital dentro de una esperada gira nacional que incluye las ciudades de Manizales, Cali, Bucaramanga, Cúcuta, Villavicencio y Medellín. El conjunto liderado por el emblemático vocalista Dilson Díaz no se presentaba en Bogotá desde hacia tres años cuando participó por ultima vez en Rock al Parque con una actuación simplemente inolvidable. Alejados de la pompa de recintos más exuberantes del pasado como cuando lanzaron en 2001 el disco “Balística” en el Palacio de los Deportes o en 2006 el controversial trabajo “Productos Desaparecidos” con dos noches “sold out” en el Teatro Jorge Eliécer Gaitán, los nacionales apostaron a celebrar su vigésimo cumpleaños ante unos 300 de sus auténticos fans de toda la vida.



El tamaño del teatro y el aforo de espectadores no fue reparo para otra contundente demostración del porque estos tipos han estado vigentes durante este periodo. Entre veteranos que gozaron con estos temas cuando Pablo Escobar aterrorizaba las ciudades con sus bombas y jovencitos que no habían nacido al momento de salir a la venta el álbum debut “La Muerte…Un Compromiso de Todos”, se juntaron los dichosos invitados a una completa fiesta. La Pestilencia saltó a la enana tarima (¿será posible volver a contar en La Mama con un tablado donde veamos más que solo las cabezas de los músicos parados y por ende al menos un platillo del baterista?) a eso de las cinco de la tarde. Primer acorde de la tarde y adjunto el inminente pogo asesino. Las pasarelas situadas a ambos costados del auditorio se hallaban rebosadas como nunca antes de melenas inquietas y piernas colgantes. Un panorama que al elocuente de Dilson Díaz no tardó en recordarle los primeros shows de su inconformista creatura.

La respuesta de la gente fue estremecedora, con un ímpetu sobresaliente desde los primeros temas por ir a la colisión amistosa digna del frenético “baile” y a cantar a todo pulmón esas líricas que ya pertenecen al cancionero popular del rock colombiano. No obstante el exceso de equipo del que gozaban los legendarios músicos se las jugó en contra temprano con una caída del fluido eléctrico en medio de la interpretación de “Ahora Me Cuesta”. Pausa de 15 minutos sin protesta o chiflido inoportuno de la audiencia y oportunidad para que uno u otro pasado de revoluciones tomara aliento. Este bache nos permitió disfrutar de un Dilson menos agresivo en su discurso y más abierto a contar anécdotas y secretos de la banda. El primero de muchos entretenidos episodios contados entre los temas que le dieron un valor intimo a este concierto.



Con la corriente de los espectadores a tope y la eléctrica alimentando ya el sistema de amplificación, la descarga prosiguió con temas infalibles de cada uno de sus discos: “Vive Tu Vida”, “Sicarios”, “Vote Por Mi”, “Soldado Mutilado”, “De Película (Conejo)”, “Rutina Estéril”, “Anuncia Tu Muerte”, “Metralla”, “Nada Me Obliga”, “Aquí Tirado” entre muchas otras. Dilson amenazó con interpretar 27 canciones y no se a ciencia cierta si cumplió su objetivo pero los escuchados alcanzaron y sobraron para mover los cimientos del teatro de la calle 63. No obstante sería faltar a la verdad no mencionar que es el viejo material el que más adrenalina irrigó al público. Si bien “Productos Desaparecidos” fue un esfuerzo de la agrupación por dar un paso adelante en su constante evolución, aparte del colérico “Pacifista”, ninguna de las otras composiciones parecen hervir a la audiencia en directo, las mismas donde el vocalista deja de sacudir sus rastas para intentar cantar melódicamente y dejar a un lado sus característicos gritos.

Si bien La Pestilencia se sumó a las filas de un sello discográfico multinacional y con ello su última entrega presentó un menú más radiable a nivel sonoro y se alejó de la mirada a la problemática nacional por unas líricas más globales, su sentido de la irreverencia, el inconformismo y la acida critica parecen mantenerse intactas en vivo. Una pantalla de video iba regalando crudas imágenes del conflicto armado en que se halla Colombia desde hace décadas, nostálgicas tomas de los primeros shows de la banda, audiovisuales artísticos y foto montajes de los funestos líderes Bush, Hitler y ¡como no! nuestro insustituible presidente Álvaro Uribe. Todo ello aderezado con el acento paisa de Dilson invitando a huirle a las bélicas ideologías de izquierda y derecha que solo buscan votos y perpetuar la estupida guerra interna.



Más de diez años permite a este line up desarrollar un sonido compacto y abierto: ir de la crudeza del metal más básico pasando por aires street punk, enchufarle hardcore rotundo y sumarle pinceladas electrónicas a canciones siempre honestas y bien pensadas. El guitarrista Carlos Marin estuvo a punto exhibiendo su Les Paul roja (Q.E.P.D. al inventor de dicha maravilla de seis cuerdas), el incondicional bajista Marcelo Gómez muy enérgico y el característico punch de Marcelo Gómez como siempre a tope. Tal vez por lo estrecho del escenario no contaron con “Popa” que viene haciendo samplers desde hace unos años. Algunos asistentes fueron por segundos parte del grupo tomando el micrófono y demostrando sus capacidades en el arte de gritar.

Un show de casi dos horas como hace muchos años no se le conocía a “La Peste” y valla que ese conocidísimo coro que los ovaciona se repitió varias veces esta noche. De los días a mediados de los ochenta cuando Dilson caminaba con su cresta y sus casettes en un morral y de pronto era detenido por la policía bajo el cargo de “aspecto personal poco correcto” a la conformación de la banda en Bogotá junto a Héctor Buitrago, de la huída del baterista-cordero-arrepentido a la difícil llegada de la banda a los Estados Unidos y porque ya no les va más tocar “Colonia U.S.A.”. Hasta esta noche donde se cumplen 20 años de la edición del disco “La Muerte…Un Compromiso de Todos”. Un recorrido histórico y musical magnifico, donde a la postre todo ha pasado y nada parece haber cambiado. Finalmente cuando oyes “Éxodo en los campos / miseria en la ciudad… Suben a su cargo y del pueblo no se acuerdan” o “Cientos de cadáveres yacen bajo tierra / todos caen victimas de esta cruenta guerra”, caes en cuanta que no son nuevos temas del grupo, te percatas que la realidad es la misma de hace 20 años y que nunca se equivocaron en lo anunciado ayer: “Futuro nunca habrá / futuro nunca ha habido”.

Alejandro Bonilla Carvajal
Fotos: Diana Marin y Angélica Vargas