Reseña: Metal Manía 2008

METAL MANÍA
Bogotá, Downtown Majestic
Domingo 28 de Septiembre del 2008

¡CONTRARRELOJ!
El festival dedicado exclusivamente al metal regresó por tercera oportunidad. No obstante a los rumores que indicaban su fin y ahora
con una sola jornada, cientos de adictos a las diferentes tendencias del genero extremo se dieron cita en el céntrico teatro para una autentica maratón musical. En su edición más atractiva a la fecha, actuaron bandas de distintas ciudades y como cabezas de cartel dos agrupaciones internacionales de gran prestigio.

Por lo tanto, la extensa fila a lo largo de la calle 23 de “cabeceadores” no era de extrañar. Con 10 conjuntos en el tiquete, la cita era desde las primeras horas, sin embargo a las chicas de Highway, tan solo las debieron ver tocar los técnicos de sonido, uno que otro miembro de la organización y el señor que vendía gaseosas en el interior del auditorio. Al momento en que ingresaban los primeros asistentes (con la rigurosa requisa que incluye despojarse de los zapatos) podíamos escuchar a lo lejos las notas de esta banda. Una verdadera pena. El cartel no debería ser tan amplio si no es posible para el interesado ver a todas las agrupaciones invitadas.

A su vez, nos perdimos la oportunidad de presenciar a Obliterated ya que debíamos esperar a que ingresara todo el público. Cuando se le permitió el acceso a la prensa, los caleños Arteus estaban a la mitad de su presentación. Hard rock inmerso en los dorados años ochenta cuando el brillo, la laca y el maquillaje saturaban todos los medios. Su cantante Andrés Serna portaba la base del micrófono de un lado a otro emulando a sus ídolos Cinderella o Poison, mientras que el guitarrista Thian Martínez era un flash back a aquellos días extravagantes en el Sunset Boulevard.

Euphorbia Mortus fueron los siguientes en subirse a la tarima. Su death metal potente hizo despertar a los presentes, iniciando los primeros huecos entre la muchedumbre para ver a los más fuertes y arriesgados demostrar lo suyo en el singular arte del pogo. Uniformados con camisetas alusivas a la banda descargaron 20 minutos de su corrosiva propuesta que denota a pesar de la brutalidad destellos melódicos. Pese a la buena respuesta de la gente que pidió un poco más de los bogotanos, un personaje al lado izquierdo de la tarima era el encargado de “bajar” a los grupos del escenario haciéndoles toda clase de señas para que finalizaran a tiempo.

Sigma con su afamado guitarrista Andrés Álvarez a la cabeza, tal vez no se encontraron en el lugar adecuado. Su propuesta de rock progresivo fue recibida con respeto por la audiencia, sin embargo la energía expuesta previamente en el ambiente se dispersó. Tras finalizar sus canciones repletas de técnica y pulida composición se podía oír el pasar de una mosca. El tiempo apremiaba y el conjunto optó por sacarse un as de de la manga: “Master Of Puppets” de los controvertidos Metallica hizo alzar los puños de todos los presentes y puso a cantar a la “difícil” concurrencia.

A continuación Ablepsia atacaron con su grind consiguiendo sacudir a más de uno. Su set fue sólido y sin misericordia, demostrando así su experiencia de más de diez años tocando en diferentes escenarios. El sitio iba recibiendo más publico a cada momento. En el balcón se veía a la gente muy animada, por su parte la parte delantera de la platea cada vez se hallaba más nutrida. La recepción a Ablepsia fue bastante buena a pesar de que también se vieron cortados al final de su participación ante la premura del reloj.

Un intro bastante oscura que dio pie a unos teclados lúgubres fue el abrebocas para la presentación de Herejía. La leyenda negra del metal nacional que va camino a sus 20 años de carrera no defraudó en esta tarde. Su música muestra una clara evolución desde los días en que practicaban un metal más extremo. Ahora los teclados son claros protagonistas y los pasajes melódicos empalman perfectamente con la parte más dura de la banda. Vistiendo el atuendo black metalero clásico, compuesto por maquillaje, púas y crucifijo patas arriba, su vocalista fue guiándonos por su oscura música. Para destacar el trabajo del baterista Oscar Moreno, quien pese a sufrir un accidente automovilístico en las horas previas al show se hizo presente junto a su grupo.

La espera para ver a Soulburner se hizo más larga que con los grupos previos, mientras tanto agradecí escuchar a los desaparecidos Faith No More y un clásico de los inigualables Helloween a través de los parlantes del teatro. Digo esto, porque sencillamente la organización como en una sicoterapia nos repitió mil veces las cuñas de sus próximos eventos y del cartel de este Metal Manía. Creo que todos sabíamos que veníamos a ver y la promoción no esta de más, pero estas refritas propagandas fueron una tortura entre banda y banda. El telón se corrió y Soulburner junto a un par de camarógrafos (anunciaron que esto haría parte de un venidero DVD) saltaron a escena con las pilas puestas. Su música fue un torbellino y encendió la acción en las primeras filas. El sonido estuvo perfecto enseñando su acople en vivo y por si fuera poco remembraron con altura a los siniestros Celtic Frost, siendo así de lo más destacado del festival.

El telón se cerró de nuevo y llegaban los platos fuertes de la jornada. En este punto debo mencionar que si bien el Downtown Majestic no se lleno, la entrada fue bastante generosa, teniendo en cuenta que Dismember habían actuado 24 horas antes en la ciudad. La parte VIP o como se llamase estaba prácticamente copada y el palco también se veía rebosante desde abajo. Lo que nunca comprendí es porqué la empresa productora del show dividió la platea en dos áreas, dado que en la parte posterior eran contados los espectadores. Desafortunadamente algunos de ellos nos enseñaron como jugar verdaderamente a “duro contra el muro”, saltando las vallas ante la impotencia del personal de logística. Además la separación hacia bastante incomodo el transito a través de un estrecho pasadizo para los músicos, equipo de producción y el público entre la parte frontal con los baños, el puesto de comestibles y la puerta del recinto. En caso de emergencia las consecuencias hubiesen sido funestas.



Las expectativas por presenciar a los monstruos estadounidenses Vital Remains eran bien altas. En un país donde nos gusta criticar sin argumentos, algunos despedazaron con sus comentarios a la banda ya que no llegaba a nuestro suelo con el demoniaco Glen Benton a la voz y el híper veloz Dave Suzuki a la batería-guitarra. Tras haber visto al grupo hacer un formidable trabajo en el Metal Mania polaco que se registró en DVD bajo el titulo de “Evil Death Live”, mi interés iba por ver como Scott Wily funcionaría en las vocales en lugar de Damien Boynton (quien figura en el DVD) y si la ausencia de Suzuki realmente opacaría al conjunto.

A eso de las siete y media de la noche, los death metaleros comandados por el obeso Tony Lazaro irrumpieron con su demoledor sonido que de inmediato elevó la temperatura en el teatro. Con la perturbadora carátula de su más reciente entrega discográfica “Icons Of Evil” al fondo de la tarima, su brutal música vino a hacer lo mismo que se enseña en la imagen: clavarnos sus metálicos riffs en carne viva con el pesado martillo de la técnica, la versatilidad y la aplastante presencia escénica.

El cantante Scott Wily si bien no posee las capacidades guturales de Mr. Glen Benton, suena acoplado además de enérgico sacando todo de sus fanáticos. Al momento que un extasiado espectador le lanzó su camiseta de Vital Remains, el vocal no tuvo problemas en ponérsela y continuar con ella por el resto del show como un buen presente. La destreza de los guitarristas es otro punto de admiración, Lazaro tiene la batuta del sonido y Eric Sagardia responde muy bien a la difícil tarea de meterse en los zapatos del versátil Suzuki. Kaish Doane aporreó su kit de batería con bastante suficiencia y 'Gator' Collier trabajó en las cuatro cuerdas bajas haciendo caras de posesión demoníaca y aprovechando entre canciones para tomar fotos de los metal maniacos, próximas a incluir en su álbum familiar.

La intro de “Icons Of Evil” que parece sacada de la película de Mel Gibson acerca de la crucifixión de Cristo, más temas de dicho álbum, a la vez que del aplaudido “Dechristianize”, junto con de “Dawn of The Apocalypse” y hasta la desgarradora “Forever Underground” que daba nombre a aquel disco y de la que se fajaron aquí una versión apoteósica de 10 minutos, fueron el menú que nos ofreció el quinteto. Para los indecisos creo que dejaron una lección que no olvidaran y para los previamente “convertidos” aquello fue maná del infierno. Estoy seguro que si Vital Remains no fuesen vistos como un proyecto con invitados se les respetaría al nivel de Deicide, Hate Eternal o Nile.

La cuarta es la vencida, al menos para los germanos Destruction. Tras varias visitas a Colombia en las que debieron tocar en malas condiciones, Metal Manía fue sacarse esas espinas de encima. Por lo menos eso indicaba el rostro del imponente Schirmer que afirmó sentirse como en casa. Y es que tras su retornó musical, el grupo siempre ha tenido a Suramérica muy presente a la hora de enseñar en vivo sus nuevas canciones.

Sus constantes visitas en lugar de cansar al público, lo que han conseguido es estrechar el vinculo entre artista y seguidores. Nadie debió abandonar el lugar o siquiera quedarse sentado cuando el trío estuvo haciendo lo que mejor conocen: inyectar trash puro en las venas del oyente con himnos que superan los test del tiempo. Sin embargo nada es perfecto y Schirmer no lo advirtió desde un inicio a través del micrófono: “Solo podemos tocar hasta las 10:00 porque la policía esta afuera y no nos permitirán tocar más”. Con una hora por delante antes del deleznable límite, el set fue directo a la música y menos bla bla bla.

Así pues que las municiones se dispararon a la enloquecida audiencia, “Curse The Gods”, “Thrash ‘Til Death”, “Life Without Sense”, “Metal Discharge”, “Cracked Brain”, y “Bestial Invasion” entre otras, fueron las seleccionadas para este dinámico show. Excelsa la labor del trío para precisamente no sonar como aquello, la guitarra del pequeño (al menos junto a Schirmer) Mike Sifringer fue fantástica, no se extrañó la incorporación de una segunda guitarra. Marc Reign fue preciso y violento, mientras que el bajista-vocalista Schirmer era el dueño y señor en tarima, supo aprovechar los tres micrófonos disponibles para dirigirse a todos los flancos del auditorio.

A poco de que el reloj marcara la triste hora, los teutones nos dieron la despedida con “The Butcher Strikes Back”, logrando el clímax esperado entre los presentes. Quedo claro que la cuestión no era de tiempo sino de calidad; de esta forma y con puntualidad se cerró el telón del Metal Manía este año. Un evento que se la jugó contra el factor tiempo, brindó un cartel muy interesante con bandas colombianas de diversas tendencias, presentó a dos grupos internacionales en el mismo escenario (algo atípico en nuestros eventos), hubo un sonido de calidad y buena organización de logística. Pese a algunos detalles enunciados anteriormente fáciles de corregir, hay que dar meritó a los organizadores por el deseo de realizar un festival de metal de nivel, dejando atrás los penosos espectáculos en bodegas y poca organización. Ya que muchos critican a Rock al Parque por darle la espalda al metal, aquí parece haber un buen lugar para ello. Por ultimo, aplausos para los asistentes, ese domingo no aconteció un show más, sino toda una hermandad se reunió; armonía y respeto bajó un mismo propósito. ¡Nos veremos en Metal Manía 2009!

Texto y fotografías: Alejandro Bonilla Carvajal