Reseña Napalm Death y Suffocation 2010

NAPALM DEATH
SUFFOCATION
CANCERBERO

Bogotá, Teatro La Mama
Domingo 9 de mayo del 2010

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS

Aplicada resulta la sentencia de la tercera es la vencida. Al menos en cuanto a mi situación respecto al devenir de los precursores del grind/death metal por el país. Inalcanzable me fue el show de Napalm Death del ya lejano año 98 bajo un restringido presupuesto escolar y el del 2005 se me escabulló por encontrarme muy lejos de la ciudad. Ahora en 2010, el brutal cuarteto volvía a poner el ojo sobre esta tierra con un disco más de su extensa y envidiable carrera (“Time Waits For No Slave”), donde no hay lugar para el autoplagio y el norte parece estar clarísimo desde hace más de dos décadas. Cabe anotar que esta nueva visita estuvo en peligro de caerse cuando los promotores originales no percibieron una respuesta positiva por parte del público y decidieron declinar sus intenciones. Por fortuna otra organización se hizo cargo de traer a estos titanes de la destrucción junto a los sangrientos Suffocation, bajando el precio de las entradas y cambiando el recinto, del Teatro Metropol a un discreto pero más íntimo Teatro La Mama.



Sin embargo, pese a que la visita de esta salvaje dupla se concretó, es preocupante el estado de la llamada “escena” death metalera en la capital. En lo corrido del año ningún concierto programado ha conseguido ser un suceso de boletería. Cannibal Corpse actuó en un Metropol a medio llenar y donde uno que otro malhechor se coló a la fuerza, a Nile los vieron contadas personas y los brasileros Krisiun ante la pobre demanda, debieron tocar en un local indeseable al sur de la ciudad. Es lamentable contemplar como un género en aparente repunte de popularidad, con bandas clásicas en actividad y muchas nuevas fortaleciendo la movida, no parezcan calar en el interés del efervescente metalero extremo. ¿A ver si entiendo… a Carcass y Morbid Angel los van a ver más de 40 mil personas en Rock al Parque pero a Napalm Death y Suffocation solo cuatrocientas? Vergonzoso.





La organización fue fiel a los horarios estipulados en el ticket de ingreso. Es así como al llegar al minúsculo auditorio pasadas las tres de la tarde los revitalizados Cancerbero desplegaban su potente música ante una cautelosa respuesta de los allí presentes. El conjunto bogotano gozó de un buen sonido, oportunidad que utilizó para demostrar que esta en buena forma y con ganas de dar la pelea en esta nueva década. Un nombre probablemente ajeno para los más jóvenes pero bien recordados por los metaleros de viejo cuño. Esperamos pronto su nueva producción discográfica.

Sin embargo la cosa se veía algo triste, con solo una tercera parte de la platea provista de público. Pero una vez el combo de Long Island, Suffocation subió a la tarima el lugar empezó a temblar y con ello apareció la clientela sedienta de música pesada para atiborrar la sala. Venían por segunda vez al país a cortar cabezas, con esa maquina que es Mike Smith tras los tambores y las punzantes guitarras de Terrance Hobbs. El trabajo vocal del alopécico Frank Mullen realmente excepcional, rugiendo esa cruentas líricas y fajándose unos macabros y divertidos parlamentos en medio de los temas. ¿Ejemplos? Al presenciar tantas mujeres bellas entre la audiencia no tuvo freno en enseñar su deseo criminal por extraerles sus órganos a las féminas o al olfatear el aroma del cannabis apropiándose del ambiente jurar que estaba ante un montón de incurables chiflados acompañando el comentario con una mueca siniestra.



Pese a lo estrecha de la tarima el quinteto se las supo apañar para brindar un show apetitoso de buen death metal. El blondo bajista Derek Boyer simulaba estar poseído, por su parte el guitarrista Guy Marchis descargó una colección de riffs infernales. La acción en el suelo estuvo agitada con cuerpos chocando los unos a los otros bruscamente y cantidades desbordantes de sudoración manifestándose. Suffocation interpretaron “Thrones Of Blood”, “Cataclysm Purification”, “Entrails Of You”, “Breeding The Spawn”, “Blood Oath”, “Come Hell or High Priest” (esta última dedicada a esos despreciables miembros de la iglesia que se dedican a abusar de los niños mientras imparten la palabra del Señor), “Pierced From Within” y “Infecting The Crypts” entre otras. Realmente bárbaro.



Con la temperatura hirviendo y los ánimos alborotados, todos estábamos más que listos para el plato fuerte de la tarde, los amos británicos del ruido: Napalm Death. Eso si, hubo que esperar a un riguroso Danny Herrera, quien tras la devastación dejada por Mike Smith en la batería se tomó todo el tiempo del mundo para cuadrar cada uno de los platillos y cajas del set de percusión. El técnico en tarima sudó la camiseta ayudando a cuadrar estos detalles, todas las cuerdas y como veremos más adelante, conteniendo la embestida de espectadores que trataban de apoderarse de la tarima.

Faltando un cuarto para la seis de la tarde los pesos pesados de Birmingham asaltaron con un puñetazo concordantemente titulado “Strong-Arm”. Al que no le guste la idea de venir a escuchar metal a La Mama es porqué sencillamente no lo ha visitado. Que gusto daba atestiguar el poder de “Unchallenged Hate”, “Suffer The Children”, “Silence Is Deafening” y “Life and Limb”, con el bajo de Shane Embury haciendo vibrar el piso y la guitarra de Mitch Harris zumbando en nuestros tímpanos. Cabe anotar que Barney Greenway era el autentico protagonista de la actuación, desplazándose por el escenario como una fiera enjaulada a la par que escupía esas letras cargadas de critica a la hipócrita sociedad.



No era nada recomendable estar en el ojo del huracán humano que se vivenció, mientras la gente sobrevivía, Napalm Death continuaban dejando caer ensordecedoras notas propias del fin del mundo: “Diktat” de su más reciente trabajó fue apabullante, le siguió “When All Is Said and Done”, “It´s a M.A.N.S. World!” y una afiladísima “From Enslavement To Obliteration”. Barney luchaba por mantener sus flojos pantalones arriba de la cintura a la vez que dictaba su discurso en un español pausado a favor del respeto, la paz y la tolerancia. La posibilidad de convivir en armonía sin importar las razas, los países, las preferencias estéticas y sexuales. Culminando con una mandada a la mierda a ese invento llamado religión.

El conjunto se puede pasear a sus anchas por su prolífica discografía, ya sea que hablemos de los infalibles clásicos o de la nueva cosecha contenida en “Time Waits For No Slave”. De este trabajo publicado el año anterior llegó “On The Brink Of Extinction” y la masa no paraba de castigarse. Momento para trasladarnos al alba del grupo con su primera producción “Scum” y escuchar un agreste quinteto de piezas, iniciados con el tema homónimo, proseguido por “Life?”, “The Kill”, “Deceiver” y rematado por lo alto con “You Suffer”.

Lo bonito de todo esto es ver como a Napalm Death los años le pasan pero en sentido positivo. Es cierto que se ve una que otra barriga por ahí y la calva de Embury es prominente, pero a quien diablos le importa cuanto estos tipos están más acoplados, sólidos y corrosivos que en los días del “Bootlegged In Japan”. Obviamente se echa de menos al fallecido Jesse Pintado pero los acordes provenientes de la guitarra de Harris y sus aportes vocales retumbaban en el recinto dejando un eco endemoniado. Danny Herrera en su punto, partiéndonos con el machacar del doble bombo y esos enceguecedores blast beats. “Nazi Punks Fuck Off”, el bendito cover de los políticamente incorrectos Dead Kennedys fue ampliamente celebrado por la multitud a la vez que sirvió para que también Barney enviara por la cloaca cualquier estupida ideología venida de unos “pavos reales”.



El personal de seguridad debió trabajar de lo lindo ante la gran cantidad de decididos a probar las mieles del “stage diving” y uno que otro cariñoso fan que quería simplemente abrazar al simpático de Greenway. “Persona Non Grata”, “Smear Campaign”, “Time Waits For No Slave” y “Siege Of Power” dieron por cerrada una abrasiva actuación en el entablado de Chapinero. Una hora larguita que muy difícilmente olvidaremos. Napalm Death no vinieron a hacer miradas obtusas de su pasado, sino a recordarnos por que detentan un legado tan brutal como su honestidad compositiva pueda alcanzar. Esa fabulosa combinación de death, grind, punk, hardcore no tiene competidores tan solo emuladores. Aturdido aun ante tan descomunal show les escribo y créame que no veo la hora de volver a repetir semejante experiencia.

Por Alejandro Bonilla Carvajal
Fotos por Isabel Orjuela