El colombiano que marcó el estilo de Amy Lee (Evanescence)

Cada momento esconde una historia, cada segundo es un tesoro y más si la artista favorita, la musa e inspiración divina lleva una parte de ti. Amy Lee, considerada una de las artistas más sobresalientes en el rock mundial, líder de la banda Evanescence conmocionó la vida de un colombiano. Una aventura que confirma que realizar un sueño, sí es posible. Tan sólo se necesita de pasión y mucha perseverancia.

Es normal, en los años que trabajé con bandas internacionales, ver a muchos fans ser detallistas con sus artistas del corazón. Unos hacen dibujos, otros dan cartas, algunos más osados deciden dedicarle una microserenata mientras unos pocos, joyas regalan y hasta diseñan fantásticas faldas, que nos remontarían a famosos diseñadores en el mundo.

Diciembre tiene un significado especial en la vida de dos personas en el planeta. El primer día del mes nacería un bogotano, ingeniero de sistemas y que por latidos de la vida, terminó siendo diseñador de modas. El día 13, aquel número místico para algunos, llegaría al mundo una mujer, cuya voz representaría las emociones humanas más profundas, con rasguidos, distorsiones e intentos de escudriñar en la mente de quienes invadieron su vida.

En común, estos dos seres, hacen de la moda un soporte para su existencia, cada uno busca en un diseño o un patrón encontrar esa identidad esquiva, curiosa y silenciosa. Cada trazo y detalle en un vestido, una chaqueta o camiseta podría perfectamente revelar una emoción, un recuerdo o esa fuerza de gravedad extra que los mantiene firmes. Ambos aman diseñar su vida entre telas, botones, colores y texturas.

He escuchado mucho sobre aquella teoría de los 6 grados de separación, donde se comprueba que cada uno está perfectamente conectado a otro ser humano en el planeta y que para lograr ese punto de encuentro, se necesita escalar y escudriñar esos 5 intermediarios que te permitirán conocerla. A veces, piensas que eso es producto de la casualidad pero en mi caso yo creo que hay siempre una razón de ser en cada personaje o circunstancia que pasa o llega a nuestras vidas.

Al escuchar a Jorge Martínez, lo confirmé una vez más. Aclaro, no intento incitar a que crean en esta teoría pero en mi caso siempre ha sido una ley recurrente. Pero... un momento ¿quién es Jorge Martínez?, pues el gusto es mío, en contarles y presentarles una historia que contribuye a creer más en nosotros mismos y más aún, a considerar que todo es posible.

Cuando trabajaba con bandas, me encantaba poder ayudar a criollitos como yo, para que pudieran estar cerca a sus ídolos. He visto el poder de soñar y el poder de la palabra y la verdad, les digo desde lo más profundo de mi Wikipedia mental, que sólo se necesita creer en algo para verlo hecho una realidad.

Este es el caso de Jorge, un cuasimilenial que llegó a nutrir el país un 1ero de diciembre. Siento que a ratos es una desgracia nacer ese mes, los regalos se unifican y queda uno con un ligero vacío de recibir la Navidad y el Feliz Cumpleaños al mismo tiempo. Este muchachote, nació con el don de las manualidades, del amor por el arte, de la dinámica que sólo producen las vibraciones que vienen desde adentro. Estudió ‘fuiciosamente’, era algo ñoño, y generaba admiración entre sus compañeros del colegio por pequeñas obras que hacía con la ligereza de sus manos. Jugaba basquetbol y su existencia transcurría normal. Tal vez jamás imaginaría vislumbrar la cantidad de oportunidades que se le vendrían, Jorge sólo se limitaba a estudiar.

Terminó su bachillerato sin ser encasillado como “el loco”, “el rebelde” o “el rumbero”, apodos que nacen en un colegio normalmente; ante muchos, era uno más de la promoción. Decidió irse por los sistemas y se graduó como ingeniero. Practicó y puso en acción su primera profesión al tiempo que sus manos, con los que engendraba códigos, líneas, aplicaciones, reportes y transfiguraciones binarias, buscaban otro norte. Un norte que en el colegio había dado sus primeras luces con una camiseta y unos tenis decorados con las canciones de la banda Evanescence.

Martinez, quiso aplicar otra teoría en la que creo bastante. La teoría de las Barbies, es decir, hacer todo sin mente. Y fue entonces cuando entró a estudiar diseño de modas y como por arte de magia, se sentía como pez en el agua. Todo empezó a fluir. Las emociones aumentaron, las mismas emociones que se veían apagadas frente a un pc meses atrás, y combinó el trabajo como capataz de servidores en el día, con el de ilustrar sensaciones con diversas formas en la noche.

En esta etapa, Jorge recibió varios elogios, de docentes y de futuros colegas. Hacía lo que le gustaba, sin reparo, sin excusa, sin importar el trasnocho. Pasó muchos días desvelado, puesto que estudiar y trabajar en Colombia- al tiempo - es una práctica que requiere de una doble dosis de concentración.

Y aunque a veces la dicha o la perseverancia ganan, en el caso de Jorge, todo se transformó con armonía, con sonoridad, con expresiones sinfónicas auténticas. Es más yo diría que una banda de rock con tintes góticos, algo de nu metal y grunge se convertiría en el himno de su rutina. Pensaría que cada canción de la banda norteamericana vigilaría espiritualmente cada creación de este joven diseñador de modas.

He visto como amigos y conocidos se dan el lujo de viajar a festivales de rock o metal fuera del país. Recorren kilómetros para saltar, sudar, brindar y gritar coros que enmarcan sus conciencias. Para un rockero como Jorge, el viajar a New York y ver un show nuevamente de su heroína, aquella hembrota, mezzosoprano, compositora, pianista y diseñadora de modas que nacería un 13 de diciembre hace 37 años, y que conocen como Amy Lee; serían sus dos metas por cumplir.

Y así fue, mientras estudiaba para ser un elogiado diseñador, Jorge viajó por primera vez a Estados Unidos. Este viaje le haría un cambio de chip, al punto que siguiendo sus propias pasiones, decidió diseñar una falda para la vocalista y líder de Evanescence. La idea fue desarrollada y al mejor estilo de una película, logró hacérsela llegar. Y cómo también pasa en las películas, quedó la duda de si en verdad la habría recibido, como alguien cercano a la artista se lo hizo creer. El intento fue acompañado de una música incidental de duda, de nostalgia, de rabia, de incertidumbre. Era el protagonista de la cinta caminando pensativo y regresando a su país natal con un conformismo básico. Durante mucho tiempo, creyó a medias en sí su falda, sí había sido vista por los ojos de la señorita Lee.

A su retorno, consideró tomar decisiones de raíz y renunció a su trabajo como ingeniero para dedicarse totalmente al diseño. Esto fue impulsado por una nueva oportunidad, que llegaría sorpresivamente a oídos de Jorge: participar en el Bogotá Fashion Week, uno de los encuentros más representativos de la moda en Colombia. Martínez, volvió a confiar en su beat interno y envió su propuesta. Con tan buena suerte que Loren Barake, quién es reconocida por haber trabajado para la casa italiana Salvatore Ferragamo ( sí la misma marca que usa Gustavo Petro), lo llamó y le comunicó que había sido seleccionado para exponer en pasarela su propuesta de ropa masculina.



Obviamente la dicha, la confianza y seguridad que genera este tipo de circunstancias, sacarían la verdadera garra de Jorge, logrando con honores ser visto como una promesa nacional de la moda, tanto que la Revista Cromos, lo nominaría a ‘Mejor nuevo talento’ y el desborde de medios de comunicación haciéndole entrevistas, no se harían esperar.

Mientras esto sucedía, en otra latitud, la señorita Amy Lee anunciaría su regreso a escenarios, la banda había hecho una pausa bastante larga, de casi 5 años y llegarían con un nuevo trabajo discográfico: Synthesis. Esto traería nuevas canciones, reinterpretaciones y una nueva gira de conciertos en su país natal. Y lógicamente, Jorge como buen fan que se respete, movería su cielo y su tierra por estremecerse nuevamente con su influencia mayor.

Y sus manos inquietas empezaron a mezclar dígitos y líneas cibernéticas pero esta vez para conseguir una entrada a uno de los shows que darían en Estados Unidos. ¡Houston tenemos noticias! diría la película de Jorge, porque demoró más la transacción que su cabeza en fabricar ideas. Alistó nuevamente sus maletas y una nueva falda para Amy Lee.

El rockero, quien siempre tuvo el calor y apoyo de su familia, dejó que su testarudez infantil lo aconsejara y se prometió hacerle llegar su diseño, como sea, por dónde sea y con quién tuviera que tener contacto para acercarse a ella. A veces pienso que uno tiene que llenarse de demasiadas ganas, para que ciertas cosas se den. Y a Jorge la revancha le vendría como si fuera parte de la saga cinematográfica. Y si el rey retorna en la comunidad del anillo, en este caso, el diseñador volvería brillando con luz y magia propia.

Estando en Houston, Jorge se contactó con Amy Lee y su guitarrista Jen Majura. De la primera no obtuvo respuesta, de la segunda recibió un mensaje al comienzo poco esperanzador. Jen al leer la historia y travesía del diseñador colombiano, recordó un poco su cultura espiritual y recurrió a su instinto de ayudar. Fue acá cuando Majura le dio indicaciones para encontrarse en el venue, apenas terminase el show de Evanescence en tarima. Y si los ángeles, ayudas divinas, humanas, los buena papas, las llaverías y los alcahuetas de la alegría ajena no existen para muchos, para Jorge, estos personajes aparecerían por doquier, al punto que encargados de la seguridad del evento, terminaron dándole acceso directo hacia la banda y de paso permitiéndole ingresar su ajuar, específicamente su falda. Su nueva cómplice: Jen, le daría un golpe de suerte gigante.

El show en Houston tendría un plus. Era la presentación de varios artistas. Amy Lee volvería a escenario esta vez con la violinista Lindsey Stirling. Este instante fue, palabras de Jorge, uno de los momentos donde estar en shock, sentir felicidad y creer que se quedaba sin ojos para ser testigo de lo que estaba viendo, se mezclaban al tiempo. Su mirada y su cuerpo quedaron rígidos cuando Amy Lee, interpretó Shatter me, con un detalle particular. Ella estaba usando la segunda falda que le había confeccionado.



La sorpresa no pararía ahí. Jen había logrado un acercamiento con Amy Lee posterior al show pero Internet no quiso mediar lo suficiente y el celular de Jorge recibiría muy tarde el mensaje de la guitarrista. Otra razón más para “odiar los sistemas”. Tan sólo pudo tomarse una foto con Jen, su ángel guardián y conformarse con una publicación con tintes de gol. Amy Lee no sólo le daría gracias en su redes sociales por su diseño, también lo mencionaría públicamente y para corroborar estas buenas palabras, usó nuevamente la falda en otro show en Phoenix (Arizona).

Para mi el rock, al que le debo mi experiencia, caídas y aciertos, trasciende más que un festival o un show. El escuchar este tipo de historias me confirma que la música es un lenguaje con una fuerza transformadora impresionante. Que sólo necesitamos de imaginar lo que nos haría feliz. Que la felicidad no es un sensación esquiva para nadie, tan sólo se necesita trabajarla desde adentro. La vida de un diseñador de modas como Jorge Martínez se convierte en un mensaje de la naturaleza. Comparto estas letras con el fin de sembrar ese click o empujón que alguno de los que se tomó el tiempo en leer este artículo, necesita. No es superación personal ni esas carajadas. Es vida y la vida es para compartirla. Es ver el panorama con otros colores. Es coser cada idea y darle cuerpo según sus medidas. Es tener claro que la mejor pasarela se concibe al despertar. Es una cadena de gratitud entera. Hoy Jorge Martínez está a punto de recibir su título de diseñador de modas. Es el orgullo de una familia, de unos amigos, de su gato llamado ‘Perro’ y de muchos colegas que lo rodean.

Ser diferente vale la pena. No importa si te ven como el mechudo, el metalero, el mata gatos, el extraño, lo que edifica tu huella eterna son los conceptos que tienes para mejor la calidad de vida de una sociedad o mejor aún de tu sociedad.

En un futuro Jorge Martínez busca simplemente ser reconocido, no tener la fama como soporte, sino que su estilo tenga un lugar único en la mente de muchas personas. Es amante de bandas como Épica o Within Temptation. Adora a Tarja Turunen y su plato favorito es el ajiáco santafereño. Anhela incluir elementos de la nanotecnología en sus diseños y aspira a contribuir al medio ambiente con patrones y modelos de moda sostenible.

Para seguir a Jorge Martínez @ttourniquett