El cantante principal y guitarrista de la legendaria banda estadounidense nacido un 20 de enero de 1952 es, sin dudas, el gran "frontman" del grupo a lo largo de sus más de 50 años de vida y quien, además, puso el cuerpo en los momentos en que el barco parecía irse a pique.
Yo soy la voz de Kiss, pero Gene es la cara", sentenció Paul Stanley, el cantante principal y guitarrista de la legendaria banda estadounidense en el definitivo documental "Kisstory
Es que, si bien su gran socio, compañero y hermano de la vida Gene Simmons, bajo el disfraz de "El Demonio", es quien se erige como el CEO indiscutible de Kiss y su imagen se destaca en todo el merchandising de la banda, además de haber sido en su momento el blanco de la "satanización" del grupo por parte de distintos sectores, fue el cantante con la estrella dibujada en su ojo quien se cargó al hombro todo el trabajo cuando, en los 80, se abandonó el maquillaje y, con él, la magia de los primeros años.
Pero como el propio Stanley lo manifestó en diversas oportunidades, no fue fácil su camino hasta convertirse en la figura adorada por fans, que destila sex appeal y ensaya poses de divo, debido a una dura infancia en la que una malformación de nacimiento y su origen judío fueron motivadores del bullying de chicos e, incluso, de maestros.
Pero su destino comenzó a tomar otro rumbo cuando, como les pasó a millones de chicos y adolescentes, quedó fascinado por la famosa presentación televisiva de Los Beatles en "El show de Ed Sullivan", en febrero de 1964, que marcó el inicio del furor de la banda británica en Estados Unidos.
"Tuve una epifanía. Sentí que yo también podía hacer eso", contó en "Kisstory" el músico que, desde ese día, comenzó a relacionarse con la música, aprendió a tocar la guitarra, a escribir sus primeras canciones y, de esa manera, a forjar un carácter basado en la autoconfianza.
Tras participar en algunas bandas amateurs, pasó a formar parte de Wicked Lester, un grupo con aspiraciones más profesionales en donde obtuvo su primer contrato de grabación y además conoció a su futuro compañero, Gene Simmons.
Aunque no fue precisamente "amor a primera vista", ambos músicos compartían un pasado marcado por el bullying y las ansias de autosuperación, además de visiones artísticas similares. Juntos, se liberaron del fallido grupo en el que coincidieron y se propusieron crear una nueva banda que pensara todo a lo grande. Al poco tiempo se sumarían el guitarrista Ace Frehley y el baterista Peter Criss para darle forma definitiva a Kiss.
Los golpes de efecto planeados por Kiss incluían la utilización de maquillaje que diera vida a cuatro alter-egos, casi con estatus de superhéroes, de acuerdo a la personalidad de cada uno. Acaso como revancha por su triste pasado, Paul Stanley eligió ser el "Chico Estrella", un rockstar lleno de confianza en sí mismo que vendía sensualidad. Y como efecto residual de sus traumas, habiendo convivido de nacimiento con un cuerpo asimétrico, optó por pintarse dicha estrella en un solo ojo.
Los 70 fueron años de enormes éxitos para Kiss y, en medio de festivos rocanroles y pirotécnicos shows, mientras Gene Simmons vendía terror y espectacularidad, el cantante cultivaba la imagen de sex simbol arriba del escenario.
Con 70 años y más de 50 al frente del popular grupo, pasando por altibajos y logros en la industria Paul Stanley es considerado una de las grandes voces de la historia del rock y uno de los frontman más carismáticos que pisó un escenario. Sin dudas, es la voz de Kiss, y aunque él mismo diga otra cosa, con todas las cartas sobre la mesa, se puede afirmar que también es la cara.
Yo soy la voz de Kiss, pero Gene es la cara", sentenció Paul Stanley, el cantante principal y guitarrista de la legendaria banda estadounidense en el definitivo documental "Kisstory
Es que, si bien su gran socio, compañero y hermano de la vida Gene Simmons, bajo el disfraz de "El Demonio", es quien se erige como el CEO indiscutible de Kiss y su imagen se destaca en todo el merchandising de la banda, además de haber sido en su momento el blanco de la "satanización" del grupo por parte de distintos sectores, fue el cantante con la estrella dibujada en su ojo quien se cargó al hombro todo el trabajo cuando, en los 80, se abandonó el maquillaje y, con él, la magia de los primeros años.
Pero como el propio Stanley lo manifestó en diversas oportunidades, no fue fácil su camino hasta convertirse en la figura adorada por fans, que destila sex appeal y ensaya poses de divo, debido a una dura infancia en la que una malformación de nacimiento y su origen judío fueron motivadores del bullying de chicos e, incluso, de maestros.
Pero su destino comenzó a tomar otro rumbo cuando, como les pasó a millones de chicos y adolescentes, quedó fascinado por la famosa presentación televisiva de Los Beatles en "El show de Ed Sullivan", en febrero de 1964, que marcó el inicio del furor de la banda británica en Estados Unidos.
"Tuve una epifanía. Sentí que yo también podía hacer eso", contó en "Kisstory" el músico que, desde ese día, comenzó a relacionarse con la música, aprendió a tocar la guitarra, a escribir sus primeras canciones y, de esa manera, a forjar un carácter basado en la autoconfianza.
Tras participar en algunas bandas amateurs, pasó a formar parte de Wicked Lester, un grupo con aspiraciones más profesionales en donde obtuvo su primer contrato de grabación y además conoció a su futuro compañero, Gene Simmons.
Aunque no fue precisamente "amor a primera vista", ambos músicos compartían un pasado marcado por el bullying y las ansias de autosuperación, además de visiones artísticas similares. Juntos, se liberaron del fallido grupo en el que coincidieron y se propusieron crear una nueva banda que pensara todo a lo grande. Al poco tiempo se sumarían el guitarrista Ace Frehley y el baterista Peter Criss para darle forma definitiva a Kiss.
Los golpes de efecto planeados por Kiss incluían la utilización de maquillaje que diera vida a cuatro alter-egos, casi con estatus de superhéroes, de acuerdo a la personalidad de cada uno. Acaso como revancha por su triste pasado, Paul Stanley eligió ser el "Chico Estrella", un rockstar lleno de confianza en sí mismo que vendía sensualidad. Y como efecto residual de sus traumas, habiendo convivido de nacimiento con un cuerpo asimétrico, optó por pintarse dicha estrella en un solo ojo.
Los 70 fueron años de enormes éxitos para Kiss y, en medio de festivos rocanroles y pirotécnicos shows, mientras Gene Simmons vendía terror y espectacularidad, el cantante cultivaba la imagen de sex simbol arriba del escenario.
Con 70 años y más de 50 al frente del popular grupo, pasando por altibajos y logros en la industria Paul Stanley es considerado una de las grandes voces de la historia del rock y uno de los frontman más carismáticos que pisó un escenario. Sin dudas, es la voz de Kiss, y aunque él mismo diga otra cosa, con todas las cartas sobre la mesa, se puede afirmar que también es la cara.