Reseña: Así fue el primer día del Festival Estéreo Picnic 2019

Luego de esperarlos con muchas ansias, al fin vivimos tres de los mejores días que nos da la música y los mejores artistas nacionales e internacionales. Celebramos los 10 años del Festival Estéreo Picnic por todo lo alto en un nuevo lugar, mucho más amplio que el anterior, que incluso a los más veteranos los hizo sentir como novatos.

Para asimilar lo que sucedió durante el primer día del festival hay que ponerse lentes cromáticos. No solo mirar en colores, o la forma como esos colores aparecen, sino entender cómo de la improbable mezcla entre los pigmentos resulta algo extraordinario. Porque lo de ayer fue una celebración de lo múltiple, del pastel y el neón, del rojo sangre, de la sobriedad del negro y el azul subacuático. Alegría, espíritu de congregación, frenetismo. El arranque del décimo aniversario del festival —articulado, sobre todo, en torno a los ejes del hip hop, el indie pop y apuestas latinoamericanas híbridas— logró afrontar con potencia la altura de su celebración.

Las notas de amor de una Ximena Sariñana, que a cada rato le recordaba a sus fanáticos el amor que siente por Colombia, contrastaron con el desenfreno guitarrero en escena de los colombianos de The Kitsch, un grupo con el puro sabor a garage rock, y con el pop reinventado de la mano de Esteman, quien aprovechó para revelar algo del nuevo material de su disco ‘Amor Libre’.

En un extenso paraje caminaban de un lado a otros fanáticos de la música, grupos de amigos y parejas con impermeables de muchos colores que por momentos aceleraban el paso para ver a los cabezas de cartel del viernes. Uno de los que se robó la mayoría de los aplausos fue AlcoliryKoz con su rap preciso y contundente, dejando listo al público para un cambio de género radical tras a la aparición de Interpol.

La mítica banda de rock neoyorquina mostró a un Paul Banks (guitarrista y cantante) cómodo en el escenario. En varios momentos sonrió y agradeció en un muy buen español a los miles que aguantaron de nuevo la caída de agua. Sin complicarse la vida, Interpol hizo un recorrido por clásicos como Say Hello to the Angels, Evil o C’Mere, que fueron coreados con emoción. También tuvieron tiempo para exponer la energía de Fine Mess, el primer sencillo de su más reciente producción Marauder. Banks sumó otras sonrisas a su presentación y se despidió no sin antes retomar la fuerza y sentimiento de Antics o Rest my Chemistry.
De nuevo todo estaba listo para otro giro musical, era el turno de una de las bandas más esperadas: Twenty One Pilots, conformada por Tyler Joseph y Joshua William Dun, quienes a las 9:15 de la noche llenaron de otra energía el escenario principal del evento. Era su primera vez en Colombia, pero conectaron con el público de manera inmediata.

En medio de su presentación deleitaron con sus más grandes éxitos como ‘Stressed Out’ y ‘Holding On To You’, hasta llegar a interpretar canciones de su más reciente álbum ‘Trench’.
Los artistas tuvieron varios cambios de vestuario: usaron máscaras, elementos comunes en su estética como banda, trajes completos con esqueletos estampados, así como la nueva y tan criticada camiseta de la selección colombiana de fútbol.

En varios momentos los dos músicos bajaron del escenario y se acercaron a una multitud frenética que hasta sostuvo plataformas metálicas en las que ellos se subieron para interpretar partes de sus canciones. El que se robó casi toda la atención fue Dun por su habilidad en la batería y por un reto que afrontó en el escenario con una imagen de sí mismo tocando ese instrumento.

En medio de la emoción de Tyler, al terminar el concierto, agarró la camiseta de Colombia y trató de despedirse, pero el micrófono no funcionó. A pesar de ese momento de confusión, la gente aplaudió agradecida mientras el dúo desaparecía del escenario en el que había un carro en llamas, haciendo referencia a su trilogía audiovisual de sus sencillos Jumpsuit, Nico and the Niners y Levitate.

En otro de los escenarios, los británicos de Years & Years ofrecieron una emotiva presentación en la que, como en el título de su canción Kings (reyes) aprovecharon el poder sobre sus seguidores y los llevaron a un fiesta de movimiento y cierta nostalgia. La décima edición del Estéreo Picnic le dio la bienvenida a Olly Alexander, Mikey Goldsworthy y Emre Türkmen, en medio de fueron unos de los encargados de llevar el género electrónico al festival. En medio de trajes brillantes y pantalones ajustados, la agrupación logró mantener a sus seguidores bailando por casi dos horas.

Casi como un cierre, pues el primer del festival terminó con Rufus du Sol y Jon Hopkins, el rapero estadounidense Kendrick Lamar tocó por primera vez en Colombia. El que considera el nuevo rey del hip hop, ofreció un recital impactante que fue llenándose de fanáticos que corearon sus letras de fuerte tono social.

Asumiendo el rol de Kung Fu Kenny, el personaje que creó para su álbum Damn, este artista y ganador del premio Pulitzer calentó la fría madrugada del Estéreo Pícnic. Lust, DNA y Loyalty, hipnotizaron a los cultores de un género, que de la mano de Lamar, adquirió un matiz más fuerte y profundo en su mensaje. Posiblemente, Kendrick no hizo temblar el suelo como los Twenty One Pilots, pero su espectáculo dejó huella.

Este primer paso de la celebración de los diez años del Estéreo Pícnic estuvo marcado por los sonidos eclécticos y que a pesar de sus fronteras musicales, tuvieron una reacción en cadena muy interesante. Fue un día frío que se calentó poco a poco con el rock, el rap, la electrónica y el pop que definieron su esencia.