Recordando a Peter Steele (1962 – 2010)

El líder de la agrupación Type O Negative, Peter Steele falleció el pasado 14 de abril como consecuencia de un paro cardiaco. El músico reconocido por su característica voz y por tocar el bajo en esta banda por más de veinte años falleció a los 48 años de edad. Este es un pequeño homenaje al enorme frontman de cabellos negros y humor cáustico.

Por: Alejandro Bonilla Carvajal

Encuentro difícil de olvidar el Halloween o día de las brujas del año 1996. Con una tediosa lluvia desde la mañana hasta las horas nocturnas en que las calles se encontraban abarrotadas de niños pidiendo dulces, otros más creciditos parrandeaban con cualquier disfraz en cuanto bar los recibiera y por esa época HBO de despachará una placentera maratón de films de horror. Nubes negras, olor a andenes mojados y vientos gélidos muy similares a los que se ven hoy en la capital se presentaban aquella vez. Supongo que Peter Steele no podía tener un duelo más adecuado que el actual clima invernal. Su deceso resulta una noticia funesta para el mundo del metal y más específicamente para todos los fieles al cuarteto verdoso procedente de Brooklyn.

Dicho Halloween me sorprendió con un grato y apropiado detalle para la tenebrosa fecha por parte de un compañero del colegio: un casette TDK de 90 minutos que me abrió las puertas al sórdido, denso y lujurioso mundo de Type O Negative. Una perspectiva de la vida sombría y socarrona, muy acorde a las experiencias de su líder. En tiempos carentes de Internet, algunas semanas más tarde me enteraría que aquella profunda voz pertenecía a un tipo robusto, de dos metros de altura, colmillos vampirescos, ascendencia polaca, serios problemas de depresión y una terrible adicción a la cocaína.



La grabación pirata indicaba en caligrafía a tinta azul que tenía en mis manos su obra más reciente: “October Rust”. Títulos provocadores como “Love You To Death”, “My Girlfriend´s Girlfriend”, “Die With Me” e “In Praise Of Bacchus” se asomaban al respaldo de la cinta. “Play” sobre la grabadora y quedo prisionero durante setenta y tres minutos. Guitarras que zumban, golpes de batería sólidos y sosegados, teclados traídos de Transilvania y la dramática garganta de Steele desplegando letras sobre amores fatales, paisajes lúgubres, hombres lobo y respetos para la deidad del vino Baco. Enorme gusto al oído a la par que convicción en que había encontrado una banda completamente diferente a las demás. Nunca más dejaría de prestar atención al cero negativo en mi vida y menos aun en un día de Halloween.



En 1996 aparecieron ante mi otras propuestas muy interesantes dentro de lo que al rock “oscuro” del mainstream se podía catalogar. Nombres que más adelante abrieron sus alas y se hicieron a un amplio espectro de público. Por aquel entonces se editó el fundamental “Ænima” de Tool y el controversial “Antichrist Superstar” entre otros. Del cuarteto creador de experimentales videos con figuras humanoides se dijo que eran la gran revolución del rock progresivo, del excéntrico cantante que era la reencarnación del anticristo y del denso combo de Brooklyn al que cito en estas líneas, como los punteros del metal gótico. Empero a Type O Negative esa etiqueta le quedaba corta; lo de ellos era un amalgama inigualable de doom, hardcore, teclados que propiciaban escalofríos, melodías pop que no abandonan la cabeza con facilidad, sexo prohibido e inevitablemente doloroso, atmósferas envolventes, inesperados cambios de ritmo, alegorías a la muerte y mucho… mucho humor retorcido.



No cabe dudas que este factor RH y en particular Steele no se tomaban tan en serio. Era divertimento del bueno sin tener que usar mascaras de payasos o aparecer degollados en el arte de sus discos. Su buen (o mal gusto si lo prefieren) lo corroboraban los finos detalles, los arreglos en sus canciones y por encima de todo la mayúscula inspiración de sus integrantes para no sonar repetitivos. Una fórmula que les condujo al éxito, otorgándoles disco de Oro con “Bloody Kisses” en 1993. Algunas piezas como “Christian Woman”, “Black No.1”, “My Girlfriend´s Girlfriend” o “I Don´t Wanna Be Me” destacaron en radio estaciones y bares. Sin embargo era el concepto, la forma como se enlazaban las composiciones, lo que conseguía que sus álbumes exigieran máxima atención del oyente. No existieron y difícilmente existirán oponentes para esta marca con un estilo completamente autentico y carente de fisuras al pretender evoluciones erradas a lo largo de su carrera.



La obra de Steele y su banda comenzó de forma ilustre. “Slow, Deep and Hard” fue su debut a inicios de los noventa, con un titulo digno de película porno, brindaron esa magnífica confluencia de hardcore y ritmos pegajosos de ultratumba. “The Origin Of The Feces” era un falso directo, con nombre escatológico y una buena selección de versionas propias y covers. El gran impacto resultó “Bloody Kisses” llevando a la agrupación a una extensa gira intercontinental junto con la figuración mediática en magazines y programación de sus video clips en la televisión. “October Rust” fue la confirmación de su validez, un trabajo pulido y atemporal. “World Coming Down” con una profética imagen de Manhattan y sus torres gemelas cubiertas por neblina, todo ello bajo un apocalíptico titulo; era un trabajo complejo, monolítico y bastante depresivo. Un testimonio de los días más oscuros por los que atravesaba Steele.



En nuevo milenio vio a Type O Negative abordando su tema predilecto: la muerte. “Life Is Killing Me” enseñaba una portada con los últimos signos vitales de alguien mientras escupe ironías acerca de una macabra operación de sexo, querer fenecer con dignidad y estar ebrio en Paris. Su obra final “Dead Again”, fue un inteligente acierto cargado de agresividad y vertiginosa potencia. En carátula Rasputín, un personaje extraño y rodeado por el misterio, propenso al alcohol y a sucumbir constantemente. No es coincidencia que Steele se haya sentido identificado con el barbado ruso. El conjunto deja su carrera fonográfica muy en alto. Una recta musical donde nunca explotaron comercialmente, nunca decayeron, simplemente y llanamente se reinventaron dentro de los patrones autoestablecidos.

Peter Steele optó por la música navegando contra la corriente a bordo de los crossover Carnivore, brillando en su particular modo dentro de un género para entonces saturado. Se instaló sin pedir permiso ni sugerencias mercantilistas en lo alto del reino perverso y precioso que engendró con Type O. El sujeto que salió fotografiado con su pene erecto en Playgirl porque de otra manera hubiera sido antiestético, el que fue a prisión por golpear a un ingenuo pretendiente de su novia, el que realizaba bricolaje en casa cuando no estaba de gira al encontrar aburrido el exterior, el que le hizo el mejor cover a Black Sabbath y el que como se lo reconoció a la revista Revolver tras más de veinte años nunca aprendió a tocar el bajo eléctrico. Ese y mucho más se han ido. La muerte era su tópico predilecto y ahora que la ha encontrado seguramente le sentara bien. Paz en su tumba.