Reseña Apocalyptica en Bogotá - 2012

Bogotá, Teatro Metropol
Domingo 22 de enero de 2012

Quiero empezar con una introducción personal y un poco extensa que creo que refleja por lo menos parte de la emoción inicial de las personas que asistieron a los conciertos en Bogotá y Medellín.


Hace siete años, la organización de Rock al Parque sorprendió al público cuando el nombre de Apocalyptica apareció en el cartel de invitados, era una banda que pocos conocían, con una propuesta bastante alejada del común denominador del metal y que, aunque arrasó y sorprendió, se encontró también con algunos sectores del público que pedían la salida de otras bandas y más canciones de Metallica. “Dios le da pan al que no tiene dientes”, dice mi abuela, y eso mismo pensaba yo mientras veía por Canal Capital y grababa en VHS la transmisión del concierto al que la misma mujer de las sabias palabras no me había dejado asistir. El asunto es, pues, delicado, así que no creí los rumores que a finales de 2011 anunciaban el regreso de los finlandeses a Colombia; ni siquiera cuando mi jefe en este portal de noticias me dijo que redactara una nota anunciándolo. Días después la banda confirmó la fecha en Bogotá y más tarde en Medellín y listo, felicidad completa.

Con la noticia de que el concierto en Medellín había sido increíble, desde antes de mediodía ya éramos varios los que hacíamos fila frente al Teatro Metropol hasta pasadas las seis de la tarde, hora en que se abrieron las puertas del recinto. Un telón de fondo con la portada del más reciente álbum de la banda, 7th Symphony, fue la distracción de los asistentes hasta las siete, hora en la que las luces del teatro se apagaron y el escenario se llenó de un humo que ocultó la salida al escenario de los cuatro integrantes de Apocalyptica. Paavo Lötjönen, Perttu Kivilaakso, Eicca Toppinen y Mikko Sirén, a la batería, ocuparon sus puestos y anunciaron su llegada con la envolvente On The Rooftop With Quasimodo, sin detenerse los finlandeses continuaron con 2010, otra más de su último álbum, mucho más rápida y agresiva que la anterior. Apocalyptica abría su presentación demostrando sus dos facetas más extremas.


“Bogotá, are you ready for Apocalyptica? Are you ready?”, la imponente figura de Toppinen alza los brazos en el escenario y tras la ensordecedora respuesta del público propone que empecemos con Grace del álbum Worlds Collide. La canción termina con dos golpes de la batería, menos de cinco segundos de silencio y los golpes regresan, esta vez acompañados por los cellos de los que salen los acordes iniciales de Master Of Puppets “¡Buenas noches, Bogotá, hahaha!” saluda Perttu y empieza el primer cover de Metallica de la noche que el público corea junto con la banda. A continuación, Eicca vuelve a tomar el micrófono, pregunta si los asistentes quieren cantar y cuántos tienen el 7th Symphony y cuántos el Worlds Collide, la respuesta del público es menor ante la segunda pregunta, así que se ríe y dice que esas tres personas van a tener que ayudarles con una canción que se llama “I’m not… Jesús”; con esto sale al escenario Tipe Johnson, el cantante que acompaña a la banda y apoya algunas de las canciones que originalmente incluyen voces; seguido llega otra más con voz del mismo álbum, Not Strong Enough. La voz de Johnson a veces se queda corta comparada con los cantantes que originalmente acompañan las canciones; sin embargo, sus presentaciones son buenas y logra adaptarse a los diferentes estilos que debe reemplazar.


Aplausos e inmediatamente Quutamo, una canción del álbum Apocalyptica que no necesitó de presentación alguna. Terminado este tema, todas las luces del teatro se vuelven a apagar, excepto por una luz blanca a la izquierda del escenario que ilumina a Kivilaakso mientras toca el conmovedor solo de cello Psalm 1; sobre el teatro cae un silencio casi reverencial que sólo se rompe al terminar la pieza. El aura de tranquilidad que envuelve al teatro se mantiene cuando toda la banda, menos Mikko, reaparece para interpretar la emotiva Bittersweet, canción que originalmente cuenta con la participación vocal de Ville Valo (HIM) y Lauri Ylönen (The Rasmus), que en este caso fueron reemplazados exitosamente por el público. Los cellistas permanecen sentados al finalizar la canción y entre los aplausos del público se alcanzan a escuchar los primeros acordes de Nothing Else Matters.


Terminado el bloque musical que dejó conmovido a más de uno, Perttu se toma el escenario y con el sentido del humor que lo caracteriza, a pesar de haber estado enfermo, se toma su tiempo para saludar al público, comentar lo felices que están de regresar a “this beautiful city of great people” y de paso presentar a la banda. Acto seguido vuelven las canciones veloces y pesadas, primero Last Hope y luego Life Burns!, en la que vuelve a aparecer Johnson. Después vendría la infaltable y aplastante Seek and Destroy, se nota que es una de las favoritas tanto del público como de la banda; la batería va a toda velocidad (Sirén es un talentoso baterista que no ha tenido problema en reemplazar el trabajo de Dave Lombardo con la banda) y los tres cellistas recorren todo el escenario saltando, animando al público, levantando sus instrumentos, cantando y agitando la cabeza mientras interpretan con precisión la canción; durante el solo de la mitad Eicca se acerca a la batería y la toca junto con Mikko durante un instante.


La descarga de energía no se quedó ahí y luego de una breve presentación llega el cover de Inquisition Symphony, original de Sepultura. Una breve retirada para tomar un descanso y luego At The Gates of Manala. A pesar del calor y de la cercanía al final del concierto, la precisión musical se mantuvo siempre, tanto por parte de los músicos como del sonido del lugar (y dicho sea de paso, una enorme felicitación a los organizadores por haber dejado un sonido a la medida de la banda y de una buena calidad que, desafortunadamente, pocas veces se ve) y la interacción con el público nunca cesó. A continuación vendría la última canción con voz de la noche, I Don’t Care, durante la cual Johnson aprovechó para saludar y agradecer al público en español.

“Because we are in Bogotá, Colombia, we are expecting some serious colombian action. Of course you know this song!”, dijo Toppinen después de recordar su paso por Rock al Parque, como antesala a la penúltima canción de la noche, Enter Sandman. La canción se alargó un poco más de lo usual, Eicca dirigía el canto de la audiencia con su arco, Perttu y Paavo no permitían que el público estuviera quieto ni un solo momento y durante uno de los solos emergió desde detrás de la batería Mikko con una bandera de Colombia que les habían arrojado desde el público; finalizaron la canción con un breve fragmento del Himno de la Alegría, hicieron la reverencia, Mikko lanzó las baquetas al público y se despidieron. Sin embargo, el público quería más y sabía que todavía había algo que faltaba.


La banda regresa al escenario y Perttu empieza a tocar en su cello el ritmo del canto futbolero “oe oe oe oe” que el público corea. Paavo lanza un beso al público, pide silencio y sin micrófono pregunta “are you ready?!” y después de que Perttu golpeara uno de los platillos de la batería con el puño empiezan a sonar las notas de Hall of The Mountain King, la pieza clásica del noruego Edvard Grieg que no puede faltar en ninguno de sus conciertos.

Así terminó el concierto, con una última muestra del talento y el carisma que se han vuelto características de la banda finlandesa. Un último adiós con la bandera colombiana y una promesa de volver, esta vez más pronto, a nuestro país.

Por Juanita Navarro Páez